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Los inicios de nuestra vinícola se dieron en el año 2010, cuando el productor Juan Carlos Ochoa tuvo la oportunidad de ser aceptado para tomar los cursos de elaboración de vino de la estación de oficios del Porvenir,  mejor conocida como “la escuelita”; proyecto del reconocido enólogo de Casa de Piedra y Aborigen, que creó con la intención de apoyar a quienes tenían la inquietud de elaborar vino. Es precisamente de La escuelita de donde han surgido muchos de los productores que han establecido sus vinícolas en el Valle de Guadalupe.

La primera producción fue de solamente dos barricas, una de merlot y otra de zinfandel que sorprendentemente resultó en un vino rico y afrutado. Al año siguiente se elaboraron 6 barricas, después 12 y de ahí en adelante se incrementó de manera constante la producción.

En el 2011 nuestra ahora enóloga Laura Chiappella por azares del destino llegó a México desde Uruguay a realizar prácticas profesionales a la escuelita en donde conoció a Juan Carlos y desde el inicio empezó a asesorar de manera informal con su amplio conocimiento y experiencia en la elaboración del vino, convirtiéndose ahora en uno de los pilares mas importantes de la vinícola y una de las amistades mas entrañables del productor.

 

Nuestro nombre y marca es algo que llama mucho la atención y genera mucha curiosidad y no es para menos, ninguno de los dos encajan dentro de la concepción clásica de las marcas de vino que suelen tener nombres rimbombantes, elegantes, evocando lo snob y lo sofisticado.

 

Nuestra propuesta busca precisamente romper con la idea de que el vino va dirigido solo para un segmento de los consumidores o que se toma solo en ocasiones especiales, nuestra intención es desmitificar su consumo, hacerlo accesible y de fácil adopción para nuevas generaciones.

 

Es bien conocido que el vino es una de las bebidas mas antiguas de la humanidad, se estima que se produjo probablemente por accidente en la edad de bronce, 3000 años a.C. ¿Cómo habrá sido el vino y cómo era el hombre en esa época? Nuestra marca celebra la dedicación y el amor a su elaboración, los momentos vividos y la evolución que ha tenido el hombre con el vino desde entonces hasta ahora que nos da la oportunidad de abrir una botella de Primate para poderlo honrar. De ahí nuestro slogan: “la evolución del hombre con el vino”.

 

Nuestro nombre es un homenaje al hombre como especie, el homo sapiens, que precisamente proviene de la familia biológica del Primate, es por eso que la etiqueta de Primate es una mano humana y que todos somos en realidad primates.

El Valle de Guadalupe junto con los valles de San Antonio, Ojos Negros, Santo Tomás, San Vicente, La Grulla, Tanamá, las Palmas y San Valentín conforman la ruta del vino de Baja California. En 1840 los frailes dominicos establecieron en una de sus mesetas la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe del Norte, lo que le dio nombre al valle que lleva su nombre.

 

Su clima es mediterráneo, que por su lejanía a la cosa (25 kms) es un poco mas extremoso, con veranos muy calurosos y secos, sin lluvias pero con brisa en las noches proveniente de la costa, inviernos suaves y ligeramente fríos.

 

El Valle de Guadalupe equivale en extensión a dos tercios de Napa Valley y produce mas del 80% del vino de México con mas de 3 mil hectáreas de vid plantadas de mas de 30 varietales, sin embargo son 5 los que tienen producción mas significativa: Cabernet Sauvignon, Merlot, Tempranillo, Nebbiolo y Chenin Blanc.

 

Además de buen vino, el Valle de Guadalupe ofrece excelente gastronomía, alojamiento de alto nivel y hermosos paisajes.

El Valle de Guadalupe junto con los valles de San Antonio, Ojos Negros, Santo Tomás, San Vicente, La Grulla, Tanamá, las Palmas y San Valentín conforman la ruta del vino de Baja California. En 1840 los frailes dominicos establecieron en una de sus mesetas la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe del Norte, lo que le dio nombre al valle que lleva su nombre.

 

Su clima es mediterráneo, que por su lejanía a la cosa (25 kms) es un poco mas extremoso, con veranos muy calurosos y secos, sin lluvias pero con brisa en las noches proveniente de la costa, inviernos suaves y ligeramente fríos.

El Valle de Guadalupe equivale en extensión a dos tercios de Napa Valley y produce mas del 80% del vino de México con mas de 3 mil hectáreas de vid plantadas de mas de 30 varietales, sin embargo son 5 los que tienen producción mas significativa: Cabernet Sauvignon, Merlot, Tempranillo, Nebbiolo y Chenin Blanc.

 

 

Además de buen vino, el Valle de Guadalupe ofrece excelente gastronomía, alojamiento de alto nivel y hermosos paisajes.

Juan Carlos Ochoa originario de Mexicali, además de ser reconocido empresario y buen amante del vino, es Sommelier por el Culinary Art School de Tijuana, BC.

 

Su primer encuentro en el mundo vinicultor se dio en el 2010, cuando tuvo la oportunidad de ingresar a “La Escuelita” en el Ejido del Porvenir, un proyecto en el que se enseña a producir vino de forma artesanal.

 

Motivado por su gusto al vino, Juan Carlos descubre una de sus grandes pasiones, la producción de vino.

 

Involucrado en todo momento y dejando su huella en cada una de sus mezclas, Juan Carlos disfruta de cada experiencia que el ser productor de vino acompaña, la próxima vez que estés en un evento de vino no dudes en preguntarle su experiencia recorrida con Primate, seguro te encarará su fabulosa historia.

Laura Chiappella estudió enología en su tierra natal Uruguay, en la Escuela Superior de Vitivincultura Presidente Tomás Berreta, hizo un curso de enología y una especialidad en micro biología en la Université de la Mediterranée en Francia.  

Ha trabajado en vendimias en su propia vinícola familar y en otras mas de ese país,  además de Lynmar winery y DeLoach vineyards en Estados Unidos y Rovero en Italia.

Dedica la mayoría de su tiempo a su proyecto propio llamado Altotinto, una vinícola mexicana muy prestigiada y a seguir atendiendo los vinos de la vinícola que fundó su abuelo en Uruguay llamada  J. Chiappella, además de criar a sus dos hermosas hijas.

Juan Carlos Ochoa originario de Mexicali, además de ser reconocido empresario y buen amante del vino, es Sommelier por el Culinary Art School de Tijuana, BC.

Su primer encuentro en el mundo vinicultor se dio en el 2010, cuando tuvo la oportunidad de ingresar a “La Escuelita” en el Ejido del Porvenir, un proyecto en el que se enseña a producir vino de forma artesanal.

Motivado por su gusto al vino, Juan Carlos descubre una de sus grandes pasiones, la producción de vino.

Involucrado en todo momento y dejando su huella en cada una de sus mezclas, Juan Carlos disfruta de cada experiencia que el ser productor de vino acompaña, la próxima vez que estés en un evento de vino no dudes en preguntarle su experiencia recorrida con Primate, seguro te encarará su fabulosa historia.

Laura Chiappella estudió enología en su tierra natal Uruguay, en la Escuela Superior de Vitivincultura Presidente Tomás Berreta, hizo un curso de enología y una especialidad en micro biología en la Université de la Mediterranée en Francia.  

Ha trabajado en vendimias en su propia vinícola familar y en otras mas de ese país,  además de Lynmar winery y DeLoach vineyards en Estados Unidos y Rovero en Italia.

Dedica la mayoría de su tiempo a su proyecto propio llamado Altotinto, una vinícola mexicana muy prestigiada y a seguir atendiendo los vinos de la vinícola que fundó su abuelo en Uruguay llamada  J. Chiappella, además de criar a sus dos hermosas hijas.

Laura no solo es una enóloga experimentada, sino que tiene ese talento especial que no se puede aprender, como el de los grandes chefs que hacen platillos deliciosos con lo que tienen a la mano. Definitivamente Laura es el secreto mejor guardado del Valle de Guadalupe.

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